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Entrevista a Jögo Bean

Jögo Bean

Biografía

                Soy Jögo Bean, pronunciado como /ʝoɣo ben/. Mi nombre real es José Antonio, pero utilizo este seudónimo para canalizar mis esfuerzos narrativos y diferenciarlos de otros ámbitos en los que también expreso lo que surge de mi imaginación. De formación soy biólogo, pero, a lo largo de mi vida, he ido desempeñándome en muchos otros ámbitos del conocimiento.

                En líneas generales, escribo historias donde las cuestiones anecdóticas o marginales de la vida social vienen a un primer plano. Mis textos están impregnados del modo en que percibo el mundo, que suele diferir de cómo lo hace la media de la población. Me gusta conocer historias de ficción, ya sea que estas vengan contenidas en una gruesa novela de detectives, en un cómic o manga, en un álbum ilustrado, en un cuento infantil, en un poema o en un juego de mesa. Si el argumento me consigue atrapar, lo cuál es bastante fácil, disfrutaré revisitándola cada cierto tiempo.

¿Qué te llevó a iniciarte en la escritura?

               No creo que exista un «qué» concreto, porque contar historias ha formado parte de mi realidad cotidiana desde que puedo recordar. En algún momento de mi juventud temprana empecé a poner algunas de ellas por escrito, pero rara vez las mostraba.

               Creo que, en mi caso, es más acertado hablar de cuándo conseguí derribar las barreras personales que me impedían confiar en aquello que inventaba. Y eso pasó hacia la treintena. Aún tuvieron que pasar otros diez años para dar el paso de poner mis ideas en manos de otra gente.

               Por lo demás, imagino que aquí también caben otras respuestas más genéricas del tipo «hay muchas historias que necesito contar» o «mi cerebro bulle de ideas» que, siendo ciertas, son menos concretas que lo anterior.

A la hora de escribir, ¿sigues alguna rutina? ¿Tienes alguna manía?

               No entiendo el contexto de la pregunta. En ocasiones, las necesidades de algunas personas son vistas como manías por otras.

               En cuanto a las rutinas de escritura, no sigo ninguna en particular. Entiendo que, en el imaginario de la comunidad escritora, existe un marcado mensaje del tipo «para escribir bien, hay que escribir todos los días». Durante un tiempo me lo creí, porque, al fin y al cabo, la idea es muy fuerte y cala hondo. Sin embargo, con el paso del tiempo, te vas encontrando con obras de gente que escribe mucho pero dice poco o con textos que no evolucionan a pesar de la rutina. Tengo la sensación de que a la literatura le ocurre lo mismo que a otros ámbitos humanos; para comprarte unas zapatillas en el Decathlon necesitas un máster en ciencias del deporte; para ir al Mercadona hay que ser nutricionista; para escribir hay que hacerlo como «un-nombre-famoso». En este mundo nuestro de la especialización en todo ya no basta con hacer algo, siempre hay que hacerlo del mejor modo posible para no desfallecer ante el escarnio público. En ese sentido, no sigo ninguna rutina de escritura. Cuando una historia quiere escapar de mi cerebro, la paso a primer plano, la desarrollo, la estructuro y, entonces, la escribo toda de golpe.

¿Qué es lo que mas te cuesta del proceso de escritura?

               Elegir.

               Tengo una lista con ideas que se me van ocurriendo. Lo más complicado es tomar la decisión de cuál de ellas se va a transformar en algo más largo que una frase o dos. En ocasiones ocurre de manera espontánea; estoy haciendo mis cosas cotidianas y, de repente, me asalta una turba de pensamientos relacionados con una de esas ideas en particular (el clímax, el contexto que faltaba, etcétera). Otras veces tengo que recurrir a estrategias más activas y tomar decisiones. Ese momento es crucial para mi proceso creativo, porque, en algún momento del desarrollo me puede asaltar la sensación de que fue una mala elección y me llego a plantear si abandono o continúo.

Seguro que tienes muchas ideas en mente, ¿en qué proyecto estás trabajando a día de hoy?

               Claro, como decía, tengo una lista de ideas (no demasiado pequeña).

               Ahora mismo estoy planificando dos historias de manera simultánea. De algún modo tienen que ver con lo último que publiqué, aunque son historias independientes. Si no hay ningún cambio, ambas caen en la categoría de thriller. Pero en esta etapa todavía no puedo asegurarlo; puede que, más adelante, surja algún detalle que lo cambie todo de arriba abajo.

Como muchas otras personas, nos gusta leer. ¿Cuál es tu género favorito y tu autor/a?

               A estas alturas no sé si tengo género o autores favoritas. Hay libros a los que, tal vez, les tengo un aprecio especial, pero no tanto por su clasificación como por lo que pudieran haber significado para mí.

               Conan, Sherlock Holmes o Poirot son personajes que me han gustado (tomando la debida distancia de algunos de sus comportamientos). También recuerdo que los libros de Michael Crichton me hicieron mucha compañía durante un tiempo que estuve viviendo en el extranjero. Y las historias rimadas de Julia Donaldson me parecen de una complejidad tremenda (en el sentido de lo difícil que es dominar ese estilo).

               Por lo demás, siento cierta inclinación hacia las historias de fantasía o ciencia ficción, pero no vivo como un talibán de los géneros.

Háblanos un poco de ti, ¿qué te gusta hacer a parte de escribir?

               De tanto en tanto me da por programar algo (una web, alguna aplicación…). Hace un tiempo que no lo hago, pero también disfruto mucho componiendo canciones desde cero. Ahora mismo tengo una lista enorme de temas que esperan una voz que los quiera cantar.

               Cuando me acuerdo de preparar la cámara, me gusta hacer fotografías.

               Dibujo fatal, pero no me importa y también elaboro historias ilustradas. Sería fantástico encontrar a alguien con quien formar tándem, porque dejo perder muchas ideas por esta cuestión.

               Me gusta jugar a juegos de mesa y videojuegos, pero no mantengo una colección megaactualizada de ninguna de las dos cosas.

               Y seguro que alguna otra cosa más.

Como todo en la vida, hay que trabajar duro para alcanzar nuestras metas. Para ti, ¿qué es lo más difícil de pertenecer al mundo literario?

               Lo mismo que en el resto de dimensiones humanas, la socialización. Un poco como comentaba antes, en este mundo que hemos construido no basta con hacer algo, su aspecto tiene que ceñirse a unos estándares concretos en función del contexto.

               En el caso del mundo literario, es como si las personas batallasen entre ellas para obtener la aprobación del resto. Nos encontramos con quienes sobredimensionan sus capacidades y equiparan sus obras con trabajos infinitamente más sólidos; tenemos a quienes ridiculizan el trabajo ajeno porque sí; por ahí anda quien se dibuja como ayudante de la comunidad con la única finalidad de que su nombre obtenga visibilidad; hay infinitas cuentas que proponen retos literarios y organizan comunidades cerradas alrededor suyo; es imposible proponer una crítica constructiva sin recibir a cambio una dosis de emociones viscerales (ya sean de la persona en cuestión o de su masa seguidora).

               Como digo, el componente más complicado de pertenecer al mundo literario es todo ese contexto humano que hay que gestionar del modo más equilibrado posible.

A día de hoy, ¿crees que es fácil vivir de la escritura?

               No más que en cualquier otra parcela del conocimiento. La concentración de poder adquisitivo en unas pocas manos determina el ritmo al que funciona la industria y establece las líneas que hay que seguir. Las plataformas de autopublicación vendrían a derribar algunas de esas líneas, pero, a cambio, han saturado el mercado de obras. Cualquiera de las dos situaciones supone una barrera de acceso enorme.

               Por otra parte, el mundo de la escritura es tan precario como cualquier otro. Solo unas pocas personas pueden optar por dedicarse solo a escribir y, una vez alcanzan esa posición, rara vez se esfuerzan para ayudar a que otra gente pueda llegar al mismo sitio. En el mundo de la indiferencia masiva, predomina el «sálvese quien pueda».

Háblame de tu última obra, ¿por qué deberían leerla?

               Mi última obra se llama «Torso de Molina». Es un thriller de investigación progresiva; es decir, que el grueso de la historia no comienza desde la primera página, sino que primero se introduce la vida cotidiana de la protagonista y, una vez centrada la atención en ella, se resuelve el grueso del asunto.

               Mucha gente prefiere misterios donde lo primero que se narra es el crimen. Yo prefiero conocer a la gente, sentirme cómoda con ella y, luego, ya vendrán el resto de cosas.

               «Torso de Molina» está protagonizado por Alejandra Chacur Molina. Su segundo apellido forma parte del juego de palabras presente en el título.

               Tirso de Molina fue un dramaturgo que comenzó a introducir personajes femeninos en sus obras mucho más complejos que los de sus contemporáneos (al margen de las consideraciones que podemos realizar con una lectura más actual, por supuesto), por lo que me parecía interesante presentar este título para reforzar la complejidad personal de la protagonista. Al mismo tiempo, el título también se refiere al crimen alrededor del cual orbita toda la historia; en 1993, una pareja de excursionistas encuentra en una montaña de la Comunidad Valenciana el torso desnudo de una mujer; treinta años después, el crimen seguía sin resolver y Alejandra se topa con él por pura casualidad.

               Al final, la historia no se centra tanto en el crimen, sino en todo lo que implica el proceso resolutivo para la propia protagonista.

               Se puede saber más sobre el libro en mi página web

¿Dónde pueden encontrarte los lectores?

               La red que más utilizo es X/Twitter. Es raro el día que no escribo algo que se me pase por la cabeza. A veces tiene que ver con la literatura y otras no; puede ser un poema o un chiste; soy consistente con mi contenido, aunque no a todo el mundo le gusta mi consistencia.

               También tengo Instagram, TikTok y Youtube, pero ninguna de ellas las utilizo con eficacia.

               En cualquiera de ellas soy @jogoescritor

Sheila G. Frutos

Sheila G. Frutos, nació en Ciudad Real en 1990. Estudió Bachillerato de Artes Plásticas y Asistencia al Producto Gráfico Impreso. Escribe desde los doce años inspirada por las novelas juveniles y se inició a esa edad en el mundo de los fanfic y la fantasía juvenil. Actualmente compagina su gran pasión por la lectura y escritura con el diseño gráfico, su actual trabajo y con el mantenimiento de la web y canal de youtube.

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