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Todo lo que he aprendido de ser escritora

Todo lo que he aprendido de ser escritora

La escritura es una carrera de fondo, al contrario de lo que la gran mayoría piensa. Escribir un libro no es sencillo y quienes se aventuran a este mundillo lo aprenden muy tarde. Al principio, estamos tan motivados que creemos que solo nos tomará un mes o tal vez dos, ERROR. En ese tiempo tal vez puedas organizar medianamente la obra o escribes el borrador si es algo muy corto. Es aquí cuando empieza la flojera, el desánimo o incluso bloqueos o síndrome del impostor. Es cuando más esfuerzo hay que hacer. Por eso mismo, Te invito a que te quedes hasta el final del vídeo porque quiero compartir contigo todo lo que he aprendido durante estos años como escritora y que tal vez te arroje algo de luz o te sirva de ayuda.

Paciencia

La paciencia es una de las cosas más importantes y de las que más me costó aprender. Escribir un libro No es fácil. Dependiendo de lo que quieras escribir te tomará más tiempo o menos. No es lo mismo escribir una saga que un relato. Es posible que tardes años en sacar tu proyecto adelante, por eso es importante que tengas paciencia, porque en el camino habrá altos y bajos, tendrás problemas, bloqueos, inseguridades y es aquí donde esa paciencia entra en juego para que no abandones a la primera dificultad que se te presente.

De nada te sirve que escribas un borrador a toda prisa para enviarlo a editoriales y que sea un churro por no tomarte el tiempo necesario para corregirlo, pasárselo a los betas y volverlo a corregir. Si no estás dispuesto a trabajar en tus escritos, mejor no empieces nada.

Rutina

person holding black calculator while using laptop
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La rutina en la escritura es necesaria para crear el hábito de sentarte a escribir tu obra. Por mucho que en todos los libros que he léido sobre la importancia de escribir a diario, yo no lo conseguía, por qué? Porque no es realista. No todo el mundo tiene tiempo para dedicarle a su obra todos y cada uno de los días de la semana.

A mí me pasó factura, me obsesionaba, me sentía mal cuando había un día que por alguna circunstancia no podía escribir y eso NO ES SANO. ¿Cuál fue mi solución? Olvidarme de lo que decían los libros de escritura en ese punto. Creé mi propia rutina y me marqué aquellos días que sabía que al 100% podía dedicarme a ello. Así de simple. Actualmente, yo escribo de lunes a viernes, ya que me dedico a ello junto a mis redes sociales. Los fines de semana descanso de absolutamente todo y a lo sumo leo, pero no hago nada que esté relacionado con la escritura.

Si tu trabajas de lunes a viernes y solo le puedes dedicar un rato los sábados y los domingos, entonces esa es tu rutina para ti, todos los sábados y domingos. Que solo puedes tres días a la semana, perfecto, que solo puedes los miércoles a las 8 de la tarde, perfecto también. Elige siempre los momentos que mejor te vengan a ti según tus circunstancias. Eso sí, haz todo lo posible por cumplir con esos días a menos que ocurra algo gordo o te enfermes. Lo importante es la periodicidad con la que lo haces.

La organización ayuda a centrarme

Cuando empecé a escribir no tenía muy claro de si era una escritora, mapa, brújula o mixta. A modo de resumen, un escritor mapa es cuando organiza toda su novela de principio a fin con lujo de detalles y sabe a donde va. El escritor brújula es el que escribe dejándose llevar, por lo que le surja con algunas pequeñas cosas importantes anotadas para consultarlas de vez en cuando y el mixto es una mezcla de ambos.

Conforme escribía, me daba cuenta que me bloqueaba mucho por no saber por donde tirar, tenía problemas para acordarme de ciertos acontecimientos que sucedían en mi obra o incluso cambiaba partes sin ni siquiera saberlo. No fue hasta que terminé llevaba más de la mitad del borrador de Eirwell que me di cuenta de que no podía seguir así. Había llegado a un punto en que no sabía como continuar la novela.

Me dediqué a investigar y me enteré de que existía esos tres tipos de escritores y que yo no podía seguir por el camino del escritor Brújula. Así que cambié y aprendí a hacer escaletas, fichas de personajes etc.

Fue cuando empecé a organizar todo desde principio a fin y he de decir que todo fue para mejor. Para mí, tener todo organizado en sus correspondientes carpetas dentro de Scrivener, saber que va a pasar después, conocer las cosas importantes de la obra, etc. Me ha dado paz, me centro mejor al no tener que pensar en detalles que ya están anotados y me ha ayudado a terminar varios proyectos que espero que pronto vean la luz.

Con esto no quiero decir que organices todos y cada uno de los aspectos de tu obra, pero creo que lo mínimo sería que hicieras fichas de personajes y que anotaras los acontecimientos más importantes, ya que eso te dará una base.

Ni las prisas ni las metas exigentes son buenas

Al principio, yo escribía como loca, haciendo mil y un sprints y sin importarme nada de lo que ponía en el texto a nivel ortográfico, de estilo, etc. Solo tenía en mente llegar a escribir todas las palabras que me tocaba ese día o incluso duplicarlas. Ya corregiría después. También tenía prisas, muchas, quería ver el borrador terminado cuanto antes para corregirlo y publicarlo. UN GRAVÍSIMO ERROR.

Como he mencionado antes, dependiendo de lo que quieras escribir, así te va a llevar de tiempo. Lo he aprendido por las malas, no hay que tener prisas, pero tampoco dormirse en los laureles.

Habrá a quienes les funcione bien ponerse fechas para finalizar los proyectos, a otras no. Por ejemplo puedes tener de referencia el Nanowrimo, que en un mes se escriben 50.000 palabras, si tu obra es más corta, un plazo de uno o dos meses para escribir el borrador es buena opción. Si, por el contrario, ponerte fechas te frustra, pues no te la pongas, simplemente intenta escribir todo lo que puedas en los días que puedas, pero no te machaques.

En mi caso con el borrador prefiero ir un poco por libre, eso es lo que me enseñó el gran bloqueo que tuve y que duró año y medio después de un Nanowrimo. Dejé de escribir porque tanto maraton de palabras me saturó. Intentar llegar al mínimo de palabras diarias sin importar si un día estaba cansada o enferma y no hacerle caso a la mente ni al cuerpo fue lo peor que pude hacer. Por suerte logré salir del bloqueo y con otro punto de vista.

El tema de los Sprints y las palabras diarias para mí ha sido una fuente de problemas, al menos en exceso. Hacer sprints me sirve para dar algún empujón a la obra o para esos días que tengo la mente más dispersa y quiero enfocarme, pero para nada más. Con las palabras diarias he aprendido a marcarme las mínimas que sé que puedo alcanzar de sobra pero que en un día malo está bien llegar a ellas. Antes me marcaba 1.500 porque sabía que llegaba de sobra si me esforzaba, pero en días más flojos me hacía sentir mal por no alcanzarlas. A día de hoy y tras leerme El camino de la escritura, solo me marco 500 palabras y me va muchísimo mejor.

Dejar todo para el final.

Casi la gran mayoría de los libros te dicen que tienes que escribir el borrador hasta el final, sin corregir una mísera palabra y eso hacía, Porque si lo decían tantos libros era lo correcto. OTRO ERROR MÁS.

Admito que de esto no me he dado cuenta hasta ahora, al igual que lo del punto anterior. Esta vez me ha abierto los ojos el libro Becoming a Writer de Dorothea Brande, que solo está en inglés y no hay traducción al castellano.

Yo era de las que escribía el borrador sin pararse a corregir ni una mísera errata. Me dejaba todas esas rayas rojas que te marcan el error, total, si luego tenía que corregirlo más tarde, para que perder el tiempo si podía avanzar en el borrador. Hasta que ha explotado y me ha dicho «ala guapa, corrige ahora y métete la paliza del siglo».

Como estoy en el proceso de corrección, estoy agotada, cansada de corregir cosas tontas que con un clic se hubieran solucionado en el momento, ese tiempo que estoy empleando en cositas pequeñas lo podría aprovechar para corregir cosas de trama, de profundidad de personajes, es decir en cosas más importantes que la falta de una tilde. Y eso no es lo peor de todo, y es que tengo otros dos borradores más que van a estar igual que con el que trabajo, todo por la tontería de escribir sin preocuparme de los errores. Lección aprendida. Para los siguientes pienso seguir el consejo de Dorothea Brande y dedicarle unos minutillos de corrección después de cada sesión de escritura o programar alguna después de cada capítulo.

No todas las editoriales son de fiar.

Esto es lo primero que muchos escritores aprendemos, algunos porque han tenido la mala suerte de ser estafados y otros lo aprenden por buscar información de editoriales a las que mandar su obra. Mi caso es el segundo. Yo lo aprendí a base de investigar y leer muchos blogs que hablaban al respecto e incluso compartían sus experiencias con dichas editoriales, dando sus nombres para evitarlas.

Desgraciadamente, la gran mayoría de editoriales (sobre todo pequeñas y de autopublicación) se dedican a mentir a los autores prometiendoles cosas que luego no dan, o exigiendoles pagos de las tiradas que se imprimen y mil mierdas más. Muchos de estas estafas son la letra pequeña de los contratos y por eso es importante leer todo de cabo a rabo.

Una cosa aprendí rápidamente de esto. LAS EDITORIALES NO VAN A TI A PEDIRTE PUBLICAR CON ELLOS, Tú eres quien debe ir a ellas, A menos que tengas una comunidad enorme de seguidores, que ahí sí que te pedirán tu manuscrito. Esto lo digo, porque yo misma he recibido mensajes privados de esas supuestas editoriales pidiéndome mis obras sin siquiera saber de qué iban o cuantas tenía. Eso me pasó en Wattpad, que una de ellas me dijo que quería publicar TODOS mis libros, que se los habían leído y que les gustaba. Solo tenía uno a medias que era el que iba publicando.

Me informé y aprendí que una editorial debe tener mínimo una web donde mostrar su catálogo y un apartado de contacto. Luego ya si quiere, puede tener redes sociales, que lo suyo es que tenga también las más conocidas como instagram y facebook. Si solo tiene presencia en instagram, apaga y vamonos.

La auto publicación en Amazon es tan válida como publicar en editoriales

Todos queremos publicar con grandes editoriales, yo la primera. Pero seamos sinceros, es difícil entrar en una de ellas, que no imposible. He tenido muchos rechazos por parte de las editoriales, pero eso no me impide que mis obras salgan a la luz y que las disfrute la gente.

He visto que hay autores y autoras que escriben de maravilla y que han publicado sus libros en Amazon, por lo que me di cuenta que publicar algo en esta plataforma no significa un fracaso, al contrario porque requiere mucho más esfuerzo por tu parte para que las cosas salgan bien, hay que aprender a maquetar, a crear la cubierta, a corregir, y si no sabes, pues debes contratar a un buen profesional. Yo lo recomiendo si puedes permitírtelo. Esto también me ha enseñado a promover mi obra, a leer sobre marketing a estar en constante aprendizaje para mejorar como escritora.

Con esto quiero decir que está bien si no quieres irte con editoriales porque prefieres tener el control absoluto de todo. Eso no te convierte en mal escritor. Ambas opciones son iguales de válidas y respetables.

Siempre te van a criticar

Desgraciadamente y cada vez, mas a la gente le gusta criticar. Lo peor de todo es que muchos no saben hace críticas constructivas y simplemente lanzan mierda por la boca que va con intención de hacer daño y sentirse superiores. Si lo haces bien, se quejarán porque «a saber con qué artimañas ha usado para tener tanto reconocimiento por la obra» «Tiene enchufe» y un largo etc. Si tienes una misera errata ya te tachan de no corregir la obra y si hay algunas cositas que se te hayan escapado el libro ya es una mierda directamente.

Eso es lanzar odio e ir a herir. Por el contrario, si una obra de verdad está mal, se le puede decir a la persona que ha escrito la obra por qué está mal, desde el respeto, la empatía y con la intención de ayudarle a mejorar «Mira, x personaje es muy plano, puedes darle más profundidad si le das un objetivo que cumplir» «La trama tiene fallos argumentales, te sugiero que lo revises de nuevo para que todo tenga más sentido» Etc.

Por experiencia, sé que de estas últimas personas hay muy pocas. He visto la cantidad de gente que no tiene respeto de nada solo porque «tiene derecho a dar su opinión» ¿Pero a costa de qué? ¿De machacar al otro? Como sé que estas personas no van a cambiar con su comportamiento por mucho que me cabree o me frustre, he aprendido a ignorarlas. Me quedo con las críticas que me hacen crecer, que dicen en qué he fallado y cómo puedo mejorarla, porque seamos claros, nuestras obras no van a gustar a todo el mundo, pero se puede sacar mucho aprendizaje de esas críticas para mejorar, siempre y cuando sean constructivas. Si me van a criticar sí o sí, entonces mejor empleo mi tiempo y energía en crecer como escritora.

Sheila G. Frutos

Sheila G. Frutos, nació en Ciudad Real en 1990. Estudió Bachillerato de Artes Plásticas y Asistencia al Producto Gráfico Impreso. Escribe desde los doce años inspirada por las novelas juveniles y se inició a esa edad en el mundo de los fanfic y la fantasía juvenil. Actualmente compagina su gran pasión por la lectura y escritura con el diseño gráfico, su actual trabajo y con el mantenimiento de la web y canal de youtube.

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